Lágrimas hipócritas se resbalan en el epitafio
son voces de amigos que deslizan alguna sombra
un ataúd que derriba a la fosa que me constriñe
el viento se arremolina y cubre de hojas secas
una rama chasquea sus uñas largas en mi vientre.
El viento mantiene una sonrisa mordaz
se acoplan los tiempos curvos en un agujero
extirpa el sueño ya vivido
inventa un tren con siete vagones
uno que meza la cuna
en ella mi hija con sus ojos de dragón
bastará para aferrarme con uñas y dientes
asir alguna baranda
y hacer cantar esperanzas al mundo.
Navega el universo en su viaje a nada
no crean que estoy triste
es mi estado natural.
Murmuran los números astillados en la garganta, uno, dos... ciento siete
-Tus ojos no han visto Perú
-Mis ojos han visto la Torre de Babel en Perú.
-Última visión, los ojos de mi hija.
humea la navaja de la guillotina.
Se apagan las luces de mi celda
señor Juez, declare la incompetencia de mi abogado
diluya en la hoguera las llaves de la libertad
-Verdugo asalariado, cumpla su deber.
SIGNO
Imaginan rayar el alba
circunstancial, el presente se invierte
atan la herida cuando el signo cae
la cicatriz permanece sonriendo con su lengua larga
la memoria se petrifica inmortalizando el encono.
-Una niña fue violada en su cuna.-
Tengo en mis pupilas insípidas
las fosas abiertas
las tinieblas
sus fantasmas
las fotos con ojos de infanta, son de otra
en esta estación soy la que abomina a la que dice ser mi madre
la que sostiene los dedos de su padre
y almacena aguaceros que desentierran laberintos
-Ignora por qué entre sus piernas moreteadas, habitan las moscas-
Pozo bruno condensado de memorias
de partituras desintegradas
de vez en cuando enciendo la caja negra
donde diestros pintores maquillan a la niña violada
-“Muerte natural”- rectifica el padre.
1 comentario:
Buena poética.
Espero leer más de ti.
Saludos...
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